Hay algo común en todos los seres humanos. Todos quieren ser escuchados, a pesar de que muy poca gente en este mundo parece saber escuchar.
Es que escuchar a alguien es un arte, incluso muy superior a contar historias. A pesar de ser valorado menos, saber escuchar una historia es tan o más valioso que contarla. Puedes obtener fama, reconocimientos y dinero por contar una bella historia, pero nunca por escucharla.
Escuchar propiamente a alguien requiere de un grado de empatía sólo alcanzado por el abandono relativo de tu propia consciencia y persona, al mismo tiempo que te compenetras con tu interlocutor. No sólo debes hacer la historia que oyes interesante para tí, debes hacerla al menos parcialmente tuya, con lo que logras además convencer al relator que su historia es interesante y merece ser contada con lujo de detalles, con imágenes, con adornos, con estética.
Escuchar no es un llamado al diálogo per se, aunque pueda incluir un intercambio de conversación. Si escuchas propiamente, no es necesaria la retroalimentación para hacer que alguien se dé cuenta que su historia, chisme, cuento, chiste, es maravillosa y única.
Una historia vale la pena sólo si es escuchada propiamente, sólo si es compartida, si es sentida, si es vinculada, si es real y verdaderamente comunicada. Un oyente capaz fomenta y genera un sentido de pertenencia humano en el relator. Las historias son indudablemente mejores para aquel que las cuenta cuando son bien escuchadas.
Una vez, hace muchos años, leí un libro sobre un personaje cuya mayor virtud era escuchar. De Michael Ende, el mismo autor de "La historia interminable", y a pesar de que el tema principal del libro, infantil por lo demás, se aleja de simplemente las virtudes de escuchar, intenté, no sé si con éxito, de aprender las delicadas destrezas necesarias a través de la práctica desde ese momento de mi vida. Total, siempre hay alguien que desea ser escuchado, alguien con quien puedes seguir practicando, aunque nunca llegues a saber si de verdad, al sujeto le gusta que lo escuches.
Es cierto que no todos podemos escuchar como deberíamos, así como no todos podemos pintar como Leonardo Da Vinci, o componer como Beethoven. Pero a veces, ese esfuerzo adicional conlleva sus frutos, y el brillo de emoción, sea alegre o triste, entusiasta o desesperado, que aparece en los ojos de tu interlocutor, te hace pensar que vale la pena.
viernes, 27 de julio de 2007
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8 comentarios:
Hey! primera vez que visito tu blog y te digo que me ha gustado mucho ésta entrada. Estás en lo cierto, es muy fácil reconocer a la persona que escribe o habla, pero pocas veces reconocemos el arte de escuchar, y es tanto o más importante. Alguien que nos escuche sin juzgarnos y que de verdad nos preste atención es muy importante en la vida de todos, ¿qué hariamos sin ells?
20 ptos!!!!
ani sosa
http://anitaescribe.blogspot.com
Juan! Siempre haciendome reflexionar...
" Una historia vale la pena sólo si es escuchada propiamente, sólo si es compartida, si es sentida, si es vinculada.."
Nosotros, a parte de escribir, somos lectores! Y eso cuenta( y el doble), no es así???
Sí cuenta, Eu. Tus comentarios siempre me hacen sonreír, y me hacen pensar que por lo menos hay alguien que de verdad valora las pocas cosas que pongo aquí (sé qué no eres la única, pero igual tu feedback cuenta).
Qué bueno que valores así el arte de leer, así sean confidencias de los que te rodean.
Guao Juan.yo también opino lo mismo. Sobre todo la parte de perder un poco de conciencia de uno, de sus probleas y de sus propios cuentos para entregarle un poquito al otor no? Quiero que sepas que tú eres un geni escuchando.
Quiero que sepas también que te quiero, demasiado. Hasta yo misma me sorprendí cuando me di cuenta que te quería tanto.
tq, otra vez.
"Si escuchas propiamente, no es necesaria la retroalimentación para hacer que alguien se dé cuenta que su historia, chisme, cuento, chiste, es maravillosa y única."
Por favor escribe un libro... voy a ser la primera en comprarlo. Y si me cobras por autografiarmelo te caigo a conazos, ok ?? Jajajajaj. Un beso
Gracias Corina, tú también eres una genio escuchando. Que por cierto, me haría faltar escucharte y que me escucharas en algún momento durante estas vacaciones.
Nooo, Uva, ¿De auto ayuda?, jamás. Bueno, de repente con eso hago las lucas. Igual, no es que te lo autografío, es que te doy una edición especial de colección y todo, en manuscrito.
A mi tambi�n me haces reir con tus comentarios!
Pura sabidur�a!
De quitarse el sombrero!
Chamo demasiado arrecho este post. Demasiado. Hoy venía pensando en lo pelúo que puede ser escuchar a alguien. Simplemente escucharlo, no decir nada y callarse la boca y escuchar, dándole valor así a lo que tiene que decir (eso que dices de que no es necesaria la retroalimentacion para que la persona sienta que su historia es única). Incluso me preguntaba si a veces, el intervenir y hacer alguna acotación (la retroalimentacion jeje) ante el cuento - chisme - relato - historia le restaría valor a que lo estás escuchando.... Yes, pensamientos de una Laura desvelada a las 2 am. Me encanta tu blog y todo lo que escribes. I agree with Grape, escribe un libro (no de auto ayuda Juan, de relfexiones!)
jeje besos
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