lunes, 26 de febrero de 2007

Rescatando viejas entradas...


La introducción no importa, pero quiero mudar mis reflexiones acerca de la ejecución de Saddam Hussein para acá.

EJECUCIONES

Sí, las del ex presidente de Irak, Saddam Hussein y dos de sus más cercanos colaboradores, Barzan al-Tikrit y Awad al-Bandar. Tema por lo demás tristemente actual y polémico.

Mataron al ex dictador iraquí, luego de encontrarlo culpable del genocidio de grupos opositores durante su régimen, crimen del cual firmemente creo que era culpable, tras someterlo al juicio de sus pares, en una corte de Irak. La comunidad internacional, encabezada por el gobierno francés, la Unión Europea, El Vaticano, el secretario general de la ONU, y ahora incluso el presidente de los Estados Unidos, George W Bush, condenó categóricamente las acciones.

Y el escándalo detonó porque, en esta era de la revolución tecnológica, alguien dentro del recinto filmó todo usando la cámara integrada de un teléfono celular, y se escucharon insultos, consignas y agresiones verbales por parte de los testigos de la ejecución.

Definitivamente, si no gustó que los mataran, lo que menos gustó fue que insultaran y se burlaran de Hussein en el momento de su muerte. Confieso que a mí, particularmente tampoco me gustó. A todo ser humano, de negársele la posibilidad de vivir con dignidad, al menos debería permitírsele, in gratia, morir con ella. Guardarse las burlas para después, si quieres. Imagino que aquellos que se mostraron de acuerdo en un principio con la pena de muerte emitida en contra de los indiciados, y luego la condenaron, como el mandatario norteamericano, esperaban una ejecución aséptica, profesional e impersonal.

Simulemos que, es cierto que fue un acto de venganza. Entonces entremos en la naturaleza de una condena penal. ¿No es en sí un acto de venganza, en especial si hablamos de una condena a muerte?. Para ser claros, no creo que alguien se pueda rehabilitar en la fracción de segundo mientras cae por la trampilla de una horca. Y aunque lo hiciera, los beneficios de dicha rehabilitación serían, en el mejor de los casos, breves e inconsecuentes.

¿Naturaleza preventiva del derecho?, es decir, ¿Fue Hussein ejecutado para que otros no se atrevan a cometer sus errores?. En otras palabras, "para que el próximo dictador no crea que puede ejecutar a sus opositores libremente porque lo vamos a matar, y además a burlarnos mientras lo hacemos". ¿No sería mejor prevenir la posible ascensión al poder de un sucesor y ahorrarnos las amenazas de futuros escarmientos?. Una pena de muerte es, básicamente, una aplicación estatal de la Ley del Talión. Si alguien le quita un ojo y un diente a la sociedad, entonces la sociedad debe reaccionar quitándole lo mismo. No estoy aquí para discutir los fundamentos morales de un acto de venganza, pero no creo que pueda negar que una acción como esa ejecución pueda concebirse como otra cosa que una retaliación.

Pero alejémonos del debate acerca de la utilidad y usos de la pena de muerte. La ejecución es criticada básicamente porque ciertos particulares lanzaron improperios a un hombre que, en su punto de vista, ejecutó a sus amigos y familiares por pensar de manera diferente. La gran mayoría hemos, sí, hemos, prejuzgado como salvajes e "inmaduros" a los presentes que lanzaron consignas. Yo, incluso aunque los critico y no estoy de acuerdo con su comportamiento, no puedo negar que sus razones eran bastante válidas. Tú, lector, ¿No insultarías en el cadalso a aquél que ejecutó a tu familia, a tus amigos? Espero no estar en su situación, pero es muy probable que, incluso de no hacerlo por parecer más digno, estoy seguro de que tendría ganas de gritarle e insultarle.

Con todo, aunque no soy reconocido por mi afiliación al ex dictador, reconozco la entereza de ánimo y espíritu del antiguo hombre fuerte de Bagdad al momento de encarar la soga. No, sus actos en vida no se ganaron mi respeto. No, nunca estuve de acuerdo con su régimen. Sí, creo que era culpable de crímenes aborrecibles para la comunidad internacional. Y sí, sí creo que murió con más dignidad de la que le robaron sus opositores al gritarle.

De hecho, al gritarle le dieron aun más peso a sus palabras y actitud. Cinematográficamente estaban allí para gritarle y humillarlo, como una multitud del medioevo agolpada frente al cadalso. Es que lo que faltó fueron los vegetales podridos. Sin embargo, fiel a cualquier guión épico, así sea como villano, Saddam encaró a sus opositores con confianza, y si tuvo miedo no lo mostró. Respondió a sus insultos con palabras altivas, llenas de desprecio categorizándolos de cobardes, se negó a que le colocaran una capucha, y antes de morir tuvo el gesto, de nuevo cinematográfico, de pronunciar el proverbial "Alá es el único Dios, y Mahoma es su profeta" como despedida.

No, no estoy de acuerdo en que Saddam haya sido un gran hombre en vida, excepto en los últimos dos minutos de su existencia. No puedo criticar que sus opositores le insultaran, pues tenían buenas razones para ello, pero ayudaron a Saddam a ensalzarse antes de morir, dando una triste imagen de chusma.

Hay críticas, como las de la Unión Europea, que son congruentes, al criticar la naturaleza moral misma de la pena de muerte. Otros, como el pobre, bien intencionado e impotente Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, al menos se ganaron el derecho a criticar pidiendo, rogando, clemencia para los ajusticiados hasta último momento. El Vaticano al menos tiene la intención de alejar la idea de la retaliación violenta de la historia de nosotros, los católicos. ¿El presidente de los Estados Unidos? Harina de otro costal. simplemente defendió el antiguo precepto de do not add insult to injury. Nada más, nada menos. Si defendió la condena, ¿Por qué condenar la ejecución?.

1 comentario:

Luisjoey dijo...

Amigo la justicia es una venganza social! llaman justicia a todo castigo dado acorde a la conciencia social, inclusive va por encima de las leyes.

Con esto se puede definir que los derechos humanos no existen, sino que son un pretexto que se aplica a algunos y a otros les es negado.

No estoy a favor de el difunto Hussein, pero su muerte sigue siendo un asesinato... asesinato hecho por un sistema que pregona la bondad y la preservacion del derecho de vida, eliminando a un tipo que ya habia perdido toda capacidad de accion desde una prision.


A muchos los matan por temor a lo que puedan hacer, pero esta ejecucion fue la ultima palabra de la justicia... la venganza.