martes, 10 de abril de 2007

Cuyagua

Me quise tirar una de autóctono en Semana Santa, y me fui para Cuyagua. Como en todo viaje, pasan cosas buenas y cosas malas. Como en todo sitio, hay cosas buenas y cosas malas. Preferí hacer un recuento y ponerlo aquí, así como por escrito, con todo y el montón de cosas que necesito escribir. Voy a ser lo más breve y conciso que pueda. Así a lo simple.

COSAS BUENAS:

- La playa. Tienes como cinco tipos de arena, y te cuadras con la más te guste. Tienes arena negra volcánica suave, como barro, tienes la de conchas marinas desintegradas, la suelta, la pegostosa, la apelmazada, la suave, la fuerte. Además, nada mejor que tener un round con las olas, que sin ser demasiado salvajes y extremadamente peligrosas, saben darte tu revolcón si te descuidas. (Sí, yo voy a la playa a meterme en el mar, porque para eso está la playa. Para broncearse están las camas UV de los spa, y para echar pinta tienes hasta la esquina de tu casa)

- El río. Tienes los patos, con su extremadamente folclórico letrero de "El que mate un pato sale coñaciado". El agua no está congelada como en la mayoría de los ríos esos de montaña que uno conoce, y el fondo no es ese barro baboso que crees que te chupa las plantas de los pies. Además la vegetación alrededor tuyo cuando te sientas en una piedra y respiras lentamente es digna de admiración. Y si todavía te falta algo, ir a la desembocadura a ver como se mezcla el agua dulce con la salada y crea contraoleaje mientras se mezclan los dos fondos es excelente.

- La gente. El espíritu de camaradería es impresionante. Tienes un mar de gente alrededor, todos apretujados y además, borrachos o algo peor, y sin embargo, contrario a lo podrías llegar a pensar, todo el mundo está sonriente, te llenan de bromas, están dispuestos a ayudar a los demás y hay cero problemas. ¿En qué lugar de Caracas puedes juntar, no digamos mil, sino apenas cien borrachos, y esperar que todos se pongan cariñosos?

- Pasas por el Henri Pittier, y respiras aire que vale oro por centímetro cúbico mientras vas por la carretera. Escuchas a los monos a lo lejos, y ves las plantas y las mariposas.

- La tecnología hace ahora lo de acampar mucho más sencillo. Nada de tres horas montando la carpa, dos horas montando la fogata, y pasando frío y oscuridad en la noche. Las carpas se arman casi solas, el carbón trae una chispa, y las lámparas te aseguran que vas a reconocer al que está al lado tuyo.

- La comida. El atún con pasta en lata es inolvidable. Las salchichas a la parrilla saben mejor, incluso si les cayó arena, y el ramen (fideos chinos) pasa con cualquier cosa. De vez en cuando, incluso con un presupuesto reducido, te lanzas a disfrutar unos tostones, unas empanadas, o para el que le gusten, unos mariscos.

- La bebida. Ley Seca, dijeron. Igual, renuncié completamente a mis gustos etílicos refinados. ¿Cerveza?, asco, probé una y no quise pasar otra más. Coco Anís, sin embargo, el Coco Anís. Puedes hacerle una oda al Coco Anís en Cuyagua. Coco Anís con jugo de manzana o pera es extremadamente agradable, pero el Coco Anís con leche es toda una experiencia. Es que sabe a cocada. Es que es cocada. Y la guarapita de coco de los locales, bueno. Así le hagas asco al precio, más cuando ves que en la etiqueta de la botella dice "Aguardiente Saint Thome", (que logra que tu hígado se comprima de repulsión apenas la ves), esa guarapa es lo mejor que te puedes tomar en la playa.

COSAS MALAS:

- La playa. Es ser algo exigente, pero el peralte de la línea de la playa es excesivo. Léase por peralte la inclinación del descenso de la línea de arena hacia el agua con relación al horizonte. Si quieres caminar por la orilla de la playa mojándote los pies, pues prepárate a desistir a los quince minutos, porque sientes que te caes y que te vas de lado. Además, si no llevas tu monstruo cuatro por cuatro prepárate para empujar el carro a lo largo de toda la playa. La gente te ayuda, pero todos tienen un método distinto. (Dale suavecito, chamo. Métele la chola, chamo. Ponle las alfombras, chamo. Usa esas palmeras, chamo. Echa los cauchos para los lados, chamo. Ponlo en primera, chamo. Y ninguno funciona sino empujándolo nada más).

- No hay baño. Para orinar sobran los sitios, a lo "commando", pero no hay baño. Espero entiendan el eufemismo de "no hay baño". Quiero decir que no se puede hacer del 2, por decirlo de otra manera, sin caer en el escarnio público.

- El río. Cualquier parte de tu cuerpo no sumergida en el agua es devorada por los zancudos en segundos. Se-gun-dos. Además, la cantidad de gente bañándose río arriba te hace pensar que lo que te cubre es el shampoo y el jabón sucio de los otros, y te saca del agua. Así de malo.

- No hay baño. Baño decente, de gente civilizada.

- La gente. El reguetón. ¡Por Dios, basta del reguetón!, te tienes que sincronizar con el reggae de los rastachamos al otro lado de la playa para poder evitar el tipo con la super planta de sonido que decidió darte el concierto completo de Don Omar desde su sustituto automotor de virilidad auténtica marca Toyota. Y bueno, si eres de esos que no puede dormir si no hay silencio absoluto, feliz insomnio. Los cantantes a capella de música llanera te van a tener despierto toda la noche.

- No hay baño. Al tercer día ya no quieres comer nada, y te preguntas cómo están haciendo las otras 100 mil personas, y te preocupas de nuevo por el río, la arena, el mar y todo lo demás.

- Pasas por el Henri Pittier, y no soportas las dos horas metidas en el carro con las curvas asesinas, que además incluyen autobuses kamikaze que no frenan y te recuerdan con una corneta de locomotora que no puedes pasarles cerca si quieres sobrevivir la travesía.

- ¿Les dije que no había baño?

1 comentario:

Ora dijo...

Hola Juan!! Primero te quiero felicitar, me encanta tu manera de escribir, te encontré por casualidad y ya te he leído bastante y espero seguir haciéndolo. Una acotación: en cuyagua si hay baño, te explico, detrás del kiosco de Froilan, un negrito cuyaguero muy famoso y simpático de por allá, caminas mas o menos y consigues una casita de un señor muy amable que te alquila dos bañitos (uno para niñas y otro para niños). Cuando fui en enero, la tarifa era de 1000 Bs. si no me equivoco, eso si tienes que llevar tu papel pero el baño esta limpio ya que el dueño se encarga de mantenerlo así, claro no es que "que comodidad, que maravilla" pero bueno puedes desahogarte un poco, eso si consiente de que afuera esperan como 11 tipos que van a lo mismo y están desesperados y que antes que tu han pasado como 22. Otra cosita, a mi el agua del río sí me parece bien fría!!!